Reseña del Área de Desarrollo del Instituto Geofísico
Noticias

Noticias

Subcategorías

Sismos

Sismos

Uno de sus objetivos fundamentales es el monitoreo sísmico permanente de la actividad de origen tectónico y volcánico del territorio nacional.

Ver artículos...
Volcanes

Volcanes

Los volcanes activos son observados a través de diversas tecnologías.

Ver artículos...
Instrumentos

Instrumentos

La tecnología comprende un conjunto de teorías y técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico. No es de sorprenderse que a diario aparezcan nuevas técnicas y revolucionarias teorías que permitan que la tecnología avance a pasos agigantados, facilitando procesos y resolviendo problemas dentro de diversas áreas del quehacer de la comunidad en general.


Desde su creación, el IG ha visto la necesidad de utilizar instrumentos que le permitan realizar una precisa vigilancia tanto en sísmica como en varios otros parámetros relacionados al vulcanismo.

Ver artículos...
AFP
Publicado en El Comercio el 10 de enero de 2010

Cuando el sismo que golpeó Haití acabó con los vivos, también sacó de sus tumbas a los muertos. Un año después, ni unos ni otros parecen haber encontrado paz.

Los huesos de los fallecidos continúan apuntando al cielo como un dedo acusador. El cementerio de Léogâne, la ciudad donde tuvo su epicentro el terremoto del 12 de enero de 2010 que mató a unos 250 000 haitianos, es una hilera de mausoleos azules y turquesa.

Filas enteras de esos monumentos de estilo variado fueron arrancadas por la fuerza del sismo, dejando al descubierto su interior. Cuando los despojos continúan en su sitio, algunas partes están en el suelo.

Un cráneo roto aquí, un zapato allá, costillas en medio de la mala hierba, un ataúd de madera bocabajo en algún pasillo...

En los mausoleos descubiertos, los ataúdes blancos, como los prefieren los haitianos, siguen expuestos a la lluvia, el sol y el viento. Otras tumbas, abiertas, ofrecen un vacío escalofriante.

Un cartel descolorido sobre la principal reja de hierro del cementerio indica el horario de apertura. Los sábados y domingos las visitas son con cita. Pero ahora no hay ninguna regla.

En el interior, una vaca con cuernos largos rumia a la sombra de un mausoleo que lleva la inscripción: “ familia Eliangène Ulysse ” . En otro lugar, un perro surge de una tumba.

Si los muertos hablaran dirían las mismas cosas que los vivos. Es como si el corazón de Léogâne hubiera dejado de latir. Casi nada ha sido reconstruido. Una simple tienda reemplazo el antiguo puesto de Policía, el banco con el cartel “ abierto ” están derruido, y la evacuación de escombros de lo que era una escuela dejó un espacio vacío.

Los católicos rezan sobre la losa de su iglesia, de la que sólo queda el altar.

“La desesperación total”, resume Antoine Laguerre, un voluntario que barre el suelo de la iglesia. El hombre perdió su casa en el sismo y debió instalarse en una tienda de campaña con sus cuatro hijos. La familia sigue ahí.

Antoine, de 44 años, trata de recordar el terremoto, al que los haitianos llaman “Goudu-Goudu”. Pero las palabras se atascan en su garganta: “Seguimos rezando”, afirma mientras levanta la mirada al cielo.

“Goudu-Goudu” mató a millares de habitantes de Léogâne. Los sobrevivientes apuntan una falla profunda y siniestra, en medio de la calle principal, como el lugar donde se originó la tragedia.

Cerca de 2 000 muertos fueron enterrados en dos osarios afuera del cementerio en ruinas. Voluntarios estadounidenses quieren construir allí un monumento.

“Cuando hayamos terminado el trabajo, estaremos más cerca de lo sagrado”, afirmó el arquitecto, Nathaniel Harold, de 35 años.

“Cuando llegamos aquí esto era profano. Era un lugar desnudo donde la gente se meaba literalmente sobre estas 2 000 personas”, declaró a propósito de los muertos que están enterrados allí.

En el cementerio, Pierre Saint Louis también quiere devolverle la paz a los fantasmas. Este hombre de 74 años contrató a un sepulturero para reparar la tumba de su padre. De pie bajo el fuerte sol del Caribe, mira al hombre de torso desnudo que cava un hoyo rectangular.

“No soy feliz, y los muertos tampoco son felices. ”Ayudo a los muertos“, agrega.

¿Alguien ayuda a los vivos? El sepulturero, Jean Luis Quesnel, niega con la cabeza pero luego cambia de opinión. "Dios ve todo, es por eso que pienso que un día u otro, Haití cambiará".

La Secretaria Nacional de Gestión de Riesgos junto a varios medios de comunicación de la provincia de Tungurahua se hallan difundiendo tres cuñas radiales con mensajes prácticos que permiten identificar y reducir los riesgos que se generan por la constante caída de ceniza y recomendaciones para actuar adecuadamente en caso de presentarse una emergencia.

El objetivo de esta campaña es la capacitación permanente a la ciudadanía, para fortalecerla mediante educación e información ante cualquier emergencia.

Es importante trabajar en el empoderamiento de sus habitantes a través de la Cultura de Gestión de Riesgos, porque desde el núcleo familiar es fundamental tener una preparación que permita tener una respuesta adecuada ante estos eventos naturales.

El involucramiento de importantes medios de comunicación como Radio, Caracol Alegría, Centro,  Rumba, Continental, Romance, Stereo Fiesta, Panamericana, y Única, responden al compromiso social que tienen y a la responsabilidad del manejo adecuado de la información.

Los mencionados spots radiales pueden descargarse en el siguiente link http://www.igepn.edu.ec/index.php/recursos/que-hacer-ante/una-erupcion.html

Tomado de: Diario El Mercurio de Chile, 4 de enero de 2011

Autoridades insisten en que la autoevacuación es la principal medida de precaución ante emergencias: Onemi y Shoa explican demora de 19 minutos en descartar maremoto en sismo de 6,9 ° Ritcher

Armada informó que sólo 14 minutos después del temblor se obtuvo la información que permitía evaluar la situación y así, posteriormente, dar aviso a las autoridades civiles.  

A. BARRÍA Y M. TORO 

Sólo 14 minutos después del sismo 6,9° Richter del domingo, el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (Shoa) tuvo los datos que permitieron, en un lapso de 5 minutos, descartar el riesgo de un maremoto en las costas del sur.

La información llegó a las 17:34 horas desde el Pacific Tsunami Warning Centro (PTWC) y a las 17:39 horas ya estaba en manos de la Onemi, que lo comunicó a la población.

Sin embargo a esa hora, en Puerto Saavedra, Tirúa y Mehuín, la gente ya había huido a los cerros. "Cuando hay un sismo que no permite mantenerse de pie, esa es la alerta de tsunami. No hay que esperar a la Onemi, Bomberos o el Shoa", comentó Vicente Núñez, director nacional de la Onemi.

La Armada, sólo aceptó referirse al tema a través de un comunicado. En éste señaló que "el tiempo de análisis científico-técnico que debe realizar el personal del Shoa para descartar o emitir alerta de tsunami, dependerá exclusivamente de los datos que entregue la entidad encargada de monitorear los sismógrafos".

Por eso, la institución enfatizó que "es fundamental reiterar la importancia de la entrega oportuna y -en lo posible en tiempo real- de los datos sobre un sismo ocurrido, misión hasta ahora de exclusiva competencia de los organismos sismológicos".

Lección aprendida

Haciendo un balance respecto de cómo se reaccionó ante la que ha sido una de las réplicas más fuertes del terremoto, Núñez insiste en que evacuación preventiva es la principal lección aprendida por la gente. "Ese es un muy paso importante", destaca.

Pero asimismo plantea que aún quedan algunas lecciones por aprender en ese sentido, como por ejemplo que la evacuación debe ser peatonal, porque los vehículos pueden generar accidentes, atochamientos y finalmente atrasar el proceso.

De todas maneras y para evitar posibles catástrofes, tras el 27/F la Onemi decretó que en caso de que haya un sismo sobre los 8° Richter en la costa, se decretará inmediatamente la evacuación total de la población, sin esperar la información del Shoa. "Independiente que el Shoa me diga 10, 20 o 15 minutos después que fue correcta la evacuación, yo ahí voy a mantener la alerta en los lugares que se evacuó", explicó Núñez.

''El mensaje de la autoevacuación preventiva se ha logrado transmitir y parte de la lección que nos deja el 27 de febrero quedó en evidencia ayer. Ese es un paso muy importante".

VICENTE NÚÑEZ, DIRECTOR DE ONEMI

''Es fundamental reiterar la importancia de la entrega oportuna y -en lo posible en tiempo real- de los datos sobre un sismo ocurrido, misión hasta ahora de exclusiva competencia de los organismos sismológicos".

SERVICIO HIDROGRÁFICO Y OCEANOGRÁFICO DE LA ARMADA

Los avances

A. Nacional de Emergencia:

En mayo, el Presidente anunció la creación de una agencia que reformulará el sistema de alerta temprana y contará con más recursos y tecnología para responder en 7 minutos en caso de catástrofe. El proyecto para crear la agencia aún se encuentra en desarrollo.

Apoyo de las radios:

En octubre se firmó un convenio con la Archi para que éstas informen a la población sobre las alertas en caso de emergencia. También radioaficionados están trabajando coordinados con la Onemi.

Teléfonos satelitales:

Tras el terremoto se habilitaron estos aparatos en todas las sedes regionales. Asimismo, siete oficinas fueron trasladadas a zonas más seguras.

Trabajo de 24 horas:

Una de las principales cosas que Vicente Núñez destacó sobre la emergencia de ayer es que en todas las regiones había personal trabajando, pese a ser domingo. Esto, ya que tras el 27/F se activaron turnos de 24 horas los 7 días de la semana en todo el país.

Mensajes de texto:

El proyecto apunta a que a través de un sistema centralizado se pueda avisar a la población de la zona en emergencia sobre la situación por esta vía. El proyecto aún se está redactando junto a la Subtel.

 

El sábado 23 de diciembre de 1972, a las 00:35 (hora local) la ciudad de Managua, capital de Nicaragua,  fue sacudida por un fuerte sismo de 6,2 en la escala de Richter. El sismo, cuyo epicentro se localizó en el lago Xolotlán, tuvo una profundidad de solo 5 kilómetros, destruyó el centro y vastas áreas de esta ciudad. Aproximadamente cinco mil muertos, 20 mil heridos y 250 mil personas sin hogar fueron el resultado de este terremoto.

 

Rescatistas buscan a sobrevivientes en Managua

 

A continuación traducimos una nota publicada en la página del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), una de las pocas fuentes científicas que existen en la web sobre este terremoto.

 

El terremoto de magnitud 6,2 fue uno de los peores desastres del año 1972 –y el más letal registrado en el hemisferio occidental arriba de Sudamérica. Ocurrió el 23 de diciembre cuando un fuerte movimiento destruyó la mayor parte de la capital nicaragüense, Managua.

 

Aunque cientos de replicas fueron reportadas, solo dos excedieron la magnitud 5 y éstos ocurrieron dentro de una hora después al principal terremoto.

 

Managua sufrió un desastroso terremoto en 1931 cuando 2 mil personas resultaron muertas. Un sismo de magnitud 4,5 dañó varios cientos de casas en 1968.

 


Desde el aire, Managua parecía una ciudad sitiada. Enormes llamas emergían desde su destruido centro. Personas y carros corrían enloquecidos a través de montones de escombros en todas direcciones buscando a sus familiares y pertenencias.  Para aquellos que podían recordar el 31 de marzo de 1931 ésta fue solo otra visita de un viejo enemigo, la primera recurrencia de una pesadilla sísmica 41 años después.

El terremoto que golpeó la capital de Nicaragua cerca de la medianoche del 23 de diciembre partió el suelo, las calles y las estructuras con sus grandes ondas y transformó la mayor ciudad de toda América Central en un campo de ruinas. Aunque no fue un sismo de magnitud tan grande, el terremoto de Nicaragua tuvo un foco superficial virtualmente debajo de la ciudad, de modo que mucha de la energía sísmica disipada tuvo que ser absorbida por Managua.

Por cerca de un día, la enmudecida ciudad permaneció en un silencio de muerte, aislada del mundo excepto por ocasionales reportes recibidos por radioaficionados antes de que la luz eléctrica de Managua se cayera por completo. Entonces, en tanto las agencias de socorro en las naciones americanas y el mundo entero empezaron a trabajar, desesperanzadores reportes empezaron a llegar. Dos terceras partes de los 325 mil residentes de Managua fueron desplazados, y tres cuartas partes de la ciudad fueron sacudidas hasta hallarse casi en escombros. Peor aún, los vientos de la estación seca habían esparcido el fuego por la ciudad, y el golpe del sismo incendió los hornos eléctricos y las líneas de distribución de gas, además de romper los cables eléctricos. El hambruna y las enfermedades persiguieron a los sobrevivientes.

Un número entre 3 mil y 7 mil personas resultaron muertas por el terremoto y aproximadamente 15 mil fueron heridas. El cuadro completo tal vez nunca se conozca, el miedo a una epidemia causada por los cuerpos descompuestos, despedazados y sepultados por doquier llevó a las autoridades a declarar camposantos las áreas más afectadas. En términos de muertes, este parece haber sido el peor desastre sísmico jamás registrado para el hemisferio occidental sobre Sudamérica. Hasta el evento de Managua, el peor terremoto registrado para esta parte del mundo fue un movimiento telúrico en Kingston, Jamaica, que en 1692 mató a más de 2 mil personas.

 

Más información en

http://earthquake.usgs.gov/earthquakes/world/events/1972_12_23.php

http://www.manfut.org/managua/terremoto72.html

 

 

La Agencia Meteorológica de Japón (AMJ) informó el 22 de diciembre de un terremoto de 7,4 grados en la escala de Richter con epicentro al este de las Islas Bonini, aunque no se espera que ocasione daños de consideración.

En un primer momento la AMJ emitió una alerta a las 02:28 (hora local de Japón) ante la previsión de que olas de hasta 2 metros pudieran impactar las islas cercanas. La alerta fue finalmente retirada a las 07:20 (hora local de Japón).

La Agencia Geológica de Estados Unidos (USGS) coincidió en cifrar en 7,4 grados la magnitud del movimiento. El epicentro se situó a 14 kilómetros de profundidad y a 1 875 kilómetros al suroeste de Tokio.