Los efectos se sintieron también en el campo: “Los cerros se desquiciaron y la tierra se corrió como el agua en varios puntos. Los ríos se represaron con los derrumbes de las lomas y con sus desestancamientos hubieron espantosos aluviones que barrieron los bosques” (Teodoro Gómez de la Torre, citado por Amílcar Varela). Los deslizamientos de las estribaciones del Yanahurco, Cotacachi e Imbabura taponaron algunas quebradas y se generaron aluviones que cubrieron extensas zonas (El Ejido de Caranqui, la Banda, y la Calera en Cotacachi). Debido a la destrucción de los caminos, la comisión médica enviada desde Quito llegó a la provincia de Imbabura siete días después del terremoto.
La población sobreviviente de Ibarra se reasentó en la zona de la parroquia La Esperanza. Tres años y seis meses más tarde retornaron a su antigua localidad.
La magnitud estimada del sismo en base a la distribución de intensidades está en el rango entre 7.0 y 7.3 (Beauval y otros 2010), que lo convierte en uno de los terremotos más grandes generado por fallas tectónicas de la corteza continental en el país.
El terremoto de Imbabura fue precedido por otro evento de menor magnitud con epicentro en zona de El Ángel, provincia del Carchi, que ocurrió cerca de las 16h00 del 15 de agosto y que afectó a las poblaciones de El Ángel y Mira.
El Instituto Geofísico mantiene la vigilancia y el estudio sísmico de la provincia de Imbabura con una red de 10 estaciones sísmicas, incluyendo una estación de la Red Mundial y cinco acelerógrafos instalados en los principales centros urbanos.
MR
Instituto Geofísico
Escuela Politécnica Nacional