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Uno de sus objetivos fundamentales es el monitoreo sísmico permanente de la actividad de origen tectónico y volcánico del territorio nacional.

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Los volcanes activos son observados a través de diversas tecnologías.

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La tecnología comprende un conjunto de teorías y técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico. No es de sorprenderse que a diario aparezcan nuevas técnicas y revolucionarias teorías que permitan que la tecnología avance a pasos agigantados, facilitando procesos y resolviendo problemas dentro de diversas áreas del quehacer de la comunidad en general.


Desde su creación, el IG ha visto la necesidad de utilizar instrumentos que le permitan realizar una precisa vigilancia tanto en sísmica como en varios otros parámetros relacionados al vulcanismo.

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Desde que se tienen registros históricos, el volcán Cotopaxi ha tenido 5 periodos eruptivos: 1532-1534, 1742-1744, 1766-1768, 1853-1854 y 1877-1880.  Algunos de los productos generados en estas erupciones son similares entre sí mientras que otros son diferentes, especialmente los productos arrojados por los eventos de 1532-1534, precisamente durante la Conquista Incásica. En esta erupción se destacan los grandes bloques que fueron lanzados y forman hoy parte de la secuencia que se observa en el camino al Refugio, por el flanco norte del volcán.  En otras capas dejadas por erupciones posteriores hay una gran presencia de piedra pómez y escoria.

La semana pasada dos miembros del área de vulcanología del IGEPN trabajaron en los depósitos recientes con el afán de entender los principios de cada fase eruptiva y aplicar dichos conocimientos para estar preparados ante una futura erupción.

(Fotos cortesía E. Gaunt)

 

Las erupciones históricas del volcán Cotopaxi

 

 

Las erupciones históricas del volcán Cotopaxi

 

 

Las erupciones históricas del volcán Cotopaxi

 

 

Ishinomaki, Japón.- A pesar de que el horizonte en el noreste de Japón está más despejado, la herida que el tsunami dejó en las comunidades de desplazados es muy profunda y las mujeres se han convertido en uno de los motores de la recuperación psicológica.

A unos quince minutos por carretera de la ciudad de Ishinomaki, uno de los municipios más afectados por el desastre, está el Tomorrow Business Town, una zona pensada para albergar tejido empresarial y donde ahora se levanta uno de los complejos de casas temporales para evacuados más grandes de la región nororiental de Tohoku.

En este área, frente a un gigantesco solar con montañas de automóviles destrozados cubiertas por lonas opacas, se construyeron 7,300 pequeños barracones numerados que forman decenas de callejuelas repletas de ropa tendida y por las que los niños corretean para matar el tiempo.

En el centro se yergue un edificio comunitario en el que algunas organizaciones, como Ishinomaki Revival Suport, llevan a cabo iniciativas para intentar recuperar anímicamente a los miles de desplazados.

"En el complejo no existe la idea de comunidad. El principal problema es psicológico y, aunque han mejorado su situación, todo es muy duro", sobre todo para los hombres, mucho más cerrados, destacó a Efe Keita Watanabe, secretario general de la ONG.

La falta de trabajo y el aislamiento han dado lugar a "muchos casos de alcoholismo", especialmente en hombres mayores, y un incremento de la agresividad, hasta el punto de haberse registrado casos de violencia doméstica y suicidios, detalló Watanabe.

Para reducir el estrés, la organización puso en marcha actividades culturales, talleres y hasta un huerto para intentar dinamizar al segmento más aislado, los hombres.

"Ellos son más difíciles, no socializan. Nosotras hablamos más, nos hemos hecho más fuertes, aunque pienso que lo que hacemos es tirar para adelante", señaló a Efe Reiko Chiba, una evacuada de 70 años que vive en estas casas temporales desde agosto y cuyos ojos brillan tras el cristal de sus gafas al recordar la tragedia.

A ella el tsunami le pilló en casa con su marido: "Iba a coger la cartera y el teléfono móvil del piso de arriba cuando empecé a ver el agua negra inundar la planta baja".

"Hemos sido muy afortunados por haber sido agraciados con una casa temporal. Aunque mi marido se queda siempre en casa. Sé que si no sale va a sufrir mucho", añadió Chiba, que esa tarde de marzo lo perdió todo, incluida la maquinaria y los cultivos de arroz que les sustentaban.

Ahora Chiba colabora en el proyecto de comercio justo nipón East Loop, en el que junto con otras evacuadas tejen artesanalmente broches que venden en tiendas de todo Japón para sentirse ocupadas, mirar hacia adelante y tener un pequeño ingreso adicional.

Hasta ahora, estas mujeres han vendido 12,000 broches que les han reportado más de 6,5 millones de yenes (unos 80.000 dólares).

A una de sus compañeras, Takiko Takeda, el tsunami le atrapó a punto de comenzar los ritos fúnebres de su cuñado y apenas tuvo tiempo para volver a meter el féretro en el automóvil y huir, antes de que la riada les alcanzara y zarandeara hasta terminar empotrados dentro de una casa vacía.

Su marido y ella pudieron alcanzar el piso superior de la vivienda, mientras los restos mortales que iban a honrar se perdían en las aguas negras del tsunami. Al margen de su casa, perdieron un negocio de procesamiento de pescado valorado en un millón de dólares.

En Ishinomaki, segunda ciudad de la provincia de Miyagi con unos 165,000 habitantes, 3,735 perdieron la vida o desaparecieron el 11 de marzo por el desastre, que en total causó casi 20,000 muertos y 470,000 evacuados, de los que solo 135,000 han podido regresar a sus casas.

Al margen de las casas temporales hay otras fórmulas para reubicar a la población afectada, como el proyecto "K-engine" de la Universidad tokiota de Kogakuin para la construcción de viviendas permanentes.

Sasaki, un pescador local, fue de los primeros en entrar en este tipo de viviendas, construidas en un mirador alto cerca del puerto pero fuera de peligro: "Estamos muy felices por empezar de nuevo. Además antes estábamos muy cerca del mar, y aquí en la colina tenemos sensación de mayor seguridad", afirma.

Fuente: http://www.vanguardia.com.mx/lasmujeresmotordelarecuperacionpsicologicatraseltsunamidejapon-1234946.html

¿Qué son los flujos de lodo o lahares?
Los lahares son mezclas de agua con sedimentos y escombros de rocas volcánicas, los cuales se desplazan pendiente abajo en los volcanes o laderas. También se los conoce con los nombres de “aluviones” o “flujos de escombros”.

Según el origen del agua existen dos tipos: 1) Los lahares “secundarios”, que son de pequeño tamaño y se producen principalmente cuando las lluvias removilizan el material suelto que está en la pendiente de un volcán y 2) Los lahares “primarios”, que son flujos muy voluminosos que se forman por el derretimiento súbito de importantes secciones del casquete glaciar en caso de una erupción volcánica (Figura 1). Lahares primarios se formaron, por ejemplo, en la última erupción grande del volcán Cotopaxi en el año 1877.

Las obras de mitigación frente a lahares primarios del Cotopaxi, antecedentes y perspectivas.
Figura 1.- A) Formación de lahares secundarios por lluvias. B) Formación de lahares primarios por erupción grande y derretimiento de los glaciares.


¿Qué son las obras de mitigación?
Por definición, la mitigación significa atenuar o reducir el impacto de una amenaza. Para el caso de los lahares, las obras de mitigación son cualquier estructura cuyo objetivo sea detener los sedimentos del flujo, disminuir su masa, su energía, su velocidad y por ende el impacto que puedan tener al alcanzar una zona poblada.


¿Existen obras de mitigación en nuestro país?

Por supuesto que sí, debido a que el Ecuador es un país muy lluvioso donde a menudo ocurren aluviones. En las quebradas se han construido variadas obras de infraestructura, como barreras, coladeras y canalizaciones instaladas en pequeños drenajes y quebradas (Figura 2). Estas obras están diseñadas para el caso de flujos lodosos, aluviones y lahares de pequeño tamaño, que por lo general no superan caudales de decenas de metros cúbicos por segundo.

Las obras de mitigación frente a lahares primarios del Cotopaxi, antecedentes y perspectivas.
Figura 2.- A la izquierda obras de mitigación de tipo barrera en una pequeña quebrada del Sector de Santa Rosa de Pomasqui (Quito). A la derecha obras de mitigación tipo cernidera en la quebrada Carretas sector del Portal Shopping.


Una comparación de volúmenes (el desastre de La Gasca)
El 31 de enero de 2022, un aluvión o flujo de lodo descendió por el sector de La Gasca, en el costado noroccidental de la capital ecuatoriana. Según estudios preliminares, el aluvión fue causado por las fuertes lluvias que ocurrieron esa tarde y noche en el sector. Lodo, escombros, árboles y hasta autos fueron arrastrados por el flujo, causando decenas de víctimas en ese barrio de Quito (Figura 3).

Las obras de mitigación frente a lahares primarios del Cotopaxi, antecedentes y perspectivas.
Figura 3.- Tareas de limpieza en el sector de la Gasca tras el descenso de un flujo de lodo y escombros, registrado en enero de 2022.


Se ha estimado que ese aluvión tuvo un volumen aproximado de 100 mil metros cúbicos y caudales máximos de entre 100 y 150 metros cúbicos por segundo al llegar a la zona poblada. Las obras de mitigación que existían en esa quebrada resultaron insuficientes y no evitaron la destructividad del flujo (Figura 4).

Las obras de mitigación frente a lahares primarios del Cotopaxi, antecedentes y perspectivas.
Figura 4.- Obras de mitigación en las quebradas de La Gasca que fueron superadas y no pudieron contener el aluvión en enero de 2022.


Los estudios realizados acerca de la erupción de 1877 del volcán Cotopaxi muestran que los lahares primarios tuvieron volúmenes de entre 60 y 80 millones de metros cúbicos en cada uno de los drenajes: Norte, que va en dirección del Valle de los Chillos (ríos Pita y Santa Clara); Sur, en dirección a Latacunga (río Cutuchi) y Oriental, en dirección del río Napo-Jatunyaku (Figura 5). Es decir, el volumen que podría producirse en una erupción del Cotopaxi similar a la de 1877 es 800 veces más grande que el desastre de La Gasca en cada uno de los principales ríos que descienden desde el Cotopaxi.

Las obras de mitigación frente a lahares primarios del Cotopaxi, antecedentes y perspectivas.
Figura 5.- Mapa regional de peligros del volcán Cotopaxi mostrando la zona multi-amenaza y los polígonos de afectación por flujos de lodo o lahares en un escenario tipo 1877.


Para descargar los Mapas de Amenaza del volcán Cotopaxi en formato PDF ingresa a este link: https://www.igepn.edu.ec/cotopaxi-mapa-de-amenza-volcanica

Para visitar el Mapa Interactivo de Amenazas del volcán Cotopaxi visita el siguiente link: https://www.igepn.edu.ec/mapas/amenaza-volcanica/mapa-volcan-cotopaxi.html


¿Qué son los “Sabo Dams”?

Al igual que nuestro país, Japón presenta frecuente actividad volcánica y clima lluvioso, por lo cual los lahares y aluviones son fenómenos frecuentes. Los japoneses son pioneros en las obras de mitigación para lahares. En áreas montañosas, donde estos flujos pueden tener impacto destructivo, los japoneses han diseñado y construido complejos sistemas de "represas de control" (llamadas “sabo dams”) para reducir el impacto de estos fenómenos naturales.

Los “sabos” no son simples represas, en realidad son complejos sistemas de gigantescas barreras, cedazos y mojones distribuidos a lo largo de drenajes peligrosos. Los diseños de los “sabos” son complejos y están pensados no solo en represar el flujo sino en reducir su masa y su velocidad en varias etapas (Figura 6).

Las obras de mitigación frente a lahares primarios del Cotopaxi, antecedentes y perspectivas.
Figura 6.- Diseño conceptual de un sistema de sabo dams para proteger una zona poblada.


Los sabo dams son obras colosales, ingeniosos sistemas de tamices de varios cientos de metros de ancho. A continuación, se muestran unos ejemplos de cómo se ven estos tamices gigantes en el Monte Tokachi, Japón. Estas fotos fueron tomadas en 2017, cuando personal del IG-EPN fue invitado a conocer estas obras de mitigación (Figura 7).

Las obras de mitigación frente a lahares primarios del Cotopaxi, antecedentes y perspectivas.
Figura 7.- Ejemplos de represas Sabo en Japón (Fotos: JICA/ IG-EPN).


A pesar de su apariencia, estas obras de mitigación fueron diseñadas para contener solamente aluviones y lahares secundarios de tamaño pequeño a moderado, que son producidos por lluvias fuertes como en La Gasca, porque en Japón no hay volcanes que tengan glaciares como el Cotopaxi. Diseñar obras de mitigación para los lahares primarios del Cotopaxi sería algo totalmente fuera de la escala, algo que jamás se ha hecho en el mundo.


Lecciones Aprendidas en Ecuador

El proceso eruptivo del volcán Cotopaxi en 2015 nos dejó lecciones. Los lahares secundarios que bajaron por el volcán rápidamente colapsaron los drenajes cercanos al cono y cubrieron la carretera de ingreso al Parque Nacional Cotopaxi, en varias ocasiones, a la altura de la quebrada Agualongo (Figura 8). Si bien la carretera ya se encuentra habilitada, aún varios años después, la quebrada no ha sido limpiada por completo. El volumen de aquellos lahares fue relativamente pequeño; por ejemplo, el 3 de abril de 2019 se registró el descenso de 40 mil metros cúbicos de material que fueron suficientes para interrumpirla por completo.

Las obras de mitigación frente a lahares primarios del Cotopaxi, antecedentes y perspectivas.
Figura 8.- Lahar secundario en la quebrada de Agualongo, con un volumen de 40 mil de metros cúbicos.


En caso de construirse, las obras de mitigación requieren mantenimiento y limpieza continua, para asegurar que estén operativas en caso de emergencia. La ausencia de ese mantenimiento puede provocar que las obras se vuelvan inútiles, como ha ocurrido en la quebrada de Agualongo.


¿Se pueden construir obras de mitigación para el Volcán Cotopaxi?

Se ha estimado que las potenciales pérdidas económicas en caso de ocurrir lahares primarios del Cotopaxi estarían en el orden de 20 a 30 mil millones de dólares. Esto sugiere que se debe considerar invertir en obras de mitigación. Sin embargo, ¿es técnicamente posible? ¿A qué costo? ¿En cuánto tiempo? Como ya se ha expuesto en el texto anterior, las obras de mitigación son una realidad en el mundo y en nuestro país, pero nunca se han diseñado o construido con el objetivo de detener volúmenes de 60-80 millones de metros cúbicos de material. Esto significa que la decisión de hacer esas inversiones tendría una gran incertidumbre debido a la falta de experiencia previa.

Las obras de mitigación toman tiempo en ser construidas, son costosas y requieren un fuerte soporte ingenieril para estar seguros de que su funcionamiento sea adecuado. Las obras de mitigación no son simples represas, son complicados sistemas de contención (como se ve en la Figura 6). Construcciones de ese tipo requieren profundos estudios técnicos e ingenieriles, para los cuales se necesitaría la mejor información científica sobre los lahares primarios del volcán Cotopaxi.

Es una tarea muy difícil evaluar si es posible construir obras de tal magnitud. A inicios de los 2000, técnicos de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), vinieron a estudiar el caso del volcán Cotopaxi y considerar la posibilidad de construir estas obras de mitigación. Ellos declararon que es poco viable, por los gigantescos volúmenes que se esperan en una erupción tipo 1877.


Para resumir

Se debe evaluar la posibilidad de construir obras de mitigación ante lahares del volcán Cotopaxi, pero debe hacerse de una manera responsable y basada en estudios técnicos y científicos de alto nivel. Por supuesto, dichos estudios técnicos y la potencial construcción podrían llevar años y la erupción podría llegar antes. Por ahora, no contamos con obras de este tipo, así que es fundamental preparar la respuesta a una emergencia, considerando lo que podemos hacer para reducir nuestras vulnerabilidades. El proceso de disminuir o eliminar la amenaza (los lahares) puede ser un camino largo y complejo.

Por ahora, el conocimiento del mapa de amenazas, las rutas de evacuación y el reconocimiento de sitios seguros son la mejor opción que tenemos para hacer frente a una potencial erupción tipo 1877.

Para saber más sobre rutas de evacuación, sirenas y sitios seguros visita el siguiente enlace: https://alertasecuador.gob.ec/


D. Sierra, A. Vásconez, D. Andrade
Corrector de Estilo: G. Pino
Instituto Geofísico
Escuela Politécnica Nacional

Tomado de: Diario Mercurio de Chile, 4 de enero de 2011

Aunque el sismo de este domingo fue de menor magnitud, causó menos daños y afectó a menos población que el terremoto del año pasado, sí se le puede usar como parámetro para apreciar cómo han cambiado las comunicaciones de emergencia del Estado.

La principal modificación -dice el subsecretario Jorge Atton- es que ya no hay dependencia de la red comercial, lo que impidió que las autoridades recibieran información oportuna tras la tragedia del 27 de febrero.

Actualmente, si la telefonía colapsa, se usa inmediatamente la red de emergencia de la Onemi, que emplea radiofrecuencia VHF/HF, y se empieza a operar con teléfonos satelitales que están en manos del Gobierno central, operarios de la Onemi, intendentes y jefes policiales en cada una de las regiones. Los alcaldes no disponen de este tipo de equipos.

Como respaldo adicional, también se utiliza la red Torrente del Ejército y el sistema de comunicaciones de Carabineros, que fueron mejorados para garantizar su operación ante una catástrofe, cosa que no ocurrió en el terremoto.

"Todo ahora está escrito en protocolos, se hacen simulacros y se prueban las redes diariamente", señala el subsecretario Atton.

La amplia red de radioaficionados de Chile es usada para coordinar la comunicación con la ciudadanía. De hecho, Arturo Fernández, radioaficionado de Temuco, estuvo operando los equipos en la Onemi regional y coordinando el contacto con otros radioaficionados de las zonas más rurales y apartadas que fueron afectadas por el movimiento telúrico.

Tal como se ha apuntado en dicha conferencia internacional, el terremoto y el tsunami -que causaron 15.800 muertos y 3.200 desaparecidos- originó una atención mediática y a través de redes sociales a escala global sin precedentes.

Y esta sobresaturación informativa causó, paradójicamente, tres problemas a nivel de comunicación de crisis, según indicó Norifumi Idee, responsable de la Japan Tourism Agency.

En primer lugar, fue difícil ofrecer información en varios idiomas inmediatamente tras el terremoto, especialmente dirigida a los principales mercados emisores de turistas, China y Corea del Sur entre ellos.

En segundó lugar, los miles de reportajes, noticias y comentarios en redes sociales se concentraron en las áreas más golpeadas por el tsunami, "por lo que la información sobre zonas no afectadas no se cubrió correctamente". Resultado: la parte por el todo, la situación de todo el país fue valorada del mismo modo.

Y en tercer lugar, los anuncios realizados por las propias autoridades y el sector turístico japonés, al principio de la crisis, fueron considerados poco creíbles, reconoció Norifumi Idee.

Por todo ello, según concluyó este portavoz, las lecciones aprendidas por la industria turística que pueden ser extrapoladas a otros destinos en el futuro se resumirían en:

1) El turismo debe estar preparado para situaciones de emergencia, con los procedimientos adecuados.

2) Hay que proporcionar siempre información veraz, tanto en los primeros momentos de la crisis como meses más tarde. Por ejemplo, las autoridades japonesas comunican regularmente a través de internet los niveles de radiación en sus principales ciudades, que son similares a los de otras grandes urbes de todo el planeta.

3) Los mensajes de organismos internacionales, por ejemplo de la Organización Mundial del Turismo (OMT), en los que confirmaban que no había peligro para viajar a Japón, demostraron ser muy eficaces.

4) Sector público y privado, pero también entidades ciudadanas, vecinos, etc, deben trabajar codo con codo. Pocos meses después del terremoto, por ejemplo, residentes de zonas afectadas ejercieron como guías para grupos de turoperadores y medios. Los japoneses resumen este espíritu de colaboración con la siguiente expresión: "un país, una comunidad".

Fuente: http://www.hosteltur.com/178550_lecciones-aprendidas-turismo-tsunami-japon.html